Te giras, con tu larga cabellera, brillante y sensual, ondeando al compás de tu vuelo.
En tu fino rostro enmarcas una expresión que refleja una muy bien ensayada inocencia y la exquisita interpretación de un fingido desinterés.
Y funciona.
Porque cuando tu ávida mirada haya los claros ojos que buscan, sabes que esa noche, única y exclusivamente esa noche, él será tuyo.
Disfrutando de los momentos de inspiración,
Moira.
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